Más que ningún otro elemento del paisaje natural, la luna —retratada mediante un teleobjetivo— ofrece al fotógrafo, entre otras cosas, un gran atractivo: el factor sorpresa. Hasta el momento del disparo, no sabremos qué aspecto tendrá la escena final. Los proyectos de estas características requieren de toda nuestra destreza logística, técnica y creativa. Asumidos los datos básicos de la ubicación del astro y la franja favorable de luz mediante software de orientación, otros factores tan decisivos como impredecibles cambian drásticamente el aspecto de la escena: la transparencia del aire, la nubosidad, el color del cielo o el brillo del disco lunar. La luz ambiental del crepúsculo cambia por momentos. Asimismo, el enfoque de ambos satélite y primer plano puede representar un reto, poniendo a prueba nuestro equipo, llevándolo al límite de sus posibilidades. Por otro lado, la búsqueda de una buena composición puede suponer un trabajo extremadamente dinámico, dado el movimiento del protagonista respecto al primer plano, que también cambiará cada vez que el fotógrafo se desplace unos metros. Se plantea una situación compleja que exige resolverse con gran rapidez. ¿Habrá un buen equilibrio de luz entre altas luces y sombras o tendré que sacrificar alguno de ellos? ¿Aparecerá algún árbol interesante en el encuadre o será una superficie lisa y aburrida? ¿Podré mantener la profundidad de campo entre la luna y el primer plano? Mil dudas obtienen su respuesta sólo en el momento final, mientras la adrenalina se dispara a golpe de clicks.
Luna creciente en su fase inicial, ayer noche. Sierra de Tramuntana, Mallorca. Réflex APS-C, óptica de 600mm f/5.6 (resultante equiv. 960mm), bean bags y disparador de cable.
More than any other element of the natural landscape, the moon —shot with a supertele lens— encourages the photographer with the appeal of surprise. Until the last moment, you will not know what the scene will look like until the shooting. The project requires all logistical, technical and creative skills. Granted basic data of the location of the moon and favorable light timing with orientation software, other decisive and unpredictable factors drastically change the look of the scene: the transparency of the air, the clouds, the sky colour or the brightness of the lunar disk. The light at twilight changes rapidly. Also, focusing both satellite and foreground can be a challenge, sometimes taking the gear to its limits. On the other hand, finding a good composition can be an extremely dynamic task, given the movement of the satellite in relation to the foreground, which will also change every time you move a few meters. A complex situation that requires to be resolved very quickly. Is there any interesting tree appearing in the frame or will I find a boring foreground? Is there a good balance of light between highlights and shadows or I’ll have to sacrifice one of them? Can I keep the depth of field between the moon and the foreground? Thousand doubts get their answer only at the very last moment, while your body gets a shot of adrenaline while you do one “click” after another.
Waxing crescent moon in its initial phase, yesterday evening. Tramuntana hills, Majorca. APS-C DSLR, 600mm f/5.6 lens (equiv. 960mm), bean bags, shutter release cable.
Buenas Marcos, me imagino los nervios del momento, varias veces compartidos. Los arboles le dan una dimensión a la escena espectacular con los rayos tan difíciles de captar fuera de esos escasos segundos.
Enhorabona!!!
Salut-hitos
¡Hombre Luís! Qué sorpresa jeje. Hemos compartido tantas salidas de luna… A esta fui solo y fue muy emocionante. Hubo varias posibilidades de alargar la sesión. La foto está tomada no muy lejos de aquella contigo y Carmen en 2014. A ver cuando consigues un hueco y quedamos para charlar. ¡Otro abraz-hito! 😉